lunes, 1 de julio de 2013

¿AMOR O POLIAMOR?

Celos, mentiras, peleas, desilusiones… es verdad que tener pareja no es todo miel sobre hojuelas. En cualquier relación alguno de estos problemas surgirá eventualmente. Las razones pueden ser varias, pero buena parte del asunto es la obsesión por quererlo todo en una sola persona: la seguridad de estar con alguien, pero también la aventura de la sorpresa; se busca la paz de lo predecible, pero encanta el misterio seductor.
Es por ello que algunas personas decidieron no cerrarse a la idea de la monogamia e intentar algo diferente: el poliamor. En él, las parejas están en plena libertad de relacionarse con otras sentimentalmente. Esto es diferente a las relaciones abiertas en las que sólo se busca el sexo ocasional o anónimo. En realidad, la razón que le dio vida a este término es, precisamente, el deseo de conexión más allá de lo físico, y con más de una persona.
El poliamor también difiere de un monógamo social, o alguien que engaña a su pareja, pues éste último es responsable con su familia: no habla de sus aventuras. En cambio, el poliamor es abierto y pretende algo más que una simple aventura: busca la intimidad.
Pero esto no convence a todos. Cultural e históricamente ha sido inculcada la virtud de ser fiel a una sola persona, pues se cree que las parejas monógamas son más cuidadosas con sus hijos. Además, el tener varias parejas acarrea una posibilidad mayor de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual; sin hablar de la necesidad humana de sentirse único e imprescindible para una persona.
Más aún, el tener una pareja estable no necesariamente significa renunciar a la aventura. Cuando se busca el juego, el erotismo y la sorpresa es posible evadir la trivialidad de lo cotidiano. Lograr esto, empero, requiere una voluntad activa, un interés evidente. En verdad es un tanto difícil de lograr.
La psicoterapeuta Esther Perel advierte que el amor y el deseo se nutren de emociones diferentes: el amor, de la necesidad de conexión y seguridad; el deseo, de la necesidad de separación y la aventura. La necesidad de compartir, contra la búsqueda de autonomía. Es por esto que los monógamos que desean mantener a su pareja satisfecha deben ser hábiles, entregados, el amor debe ser fuerte.
Los poliamorosos, entonces, no pretenden encontrarlo todo en una persona, sino en varias. Ellos piden un poco de cada relación para llenar sus necesidades y deseos. En estas relaciones, la fidelidad se define como una honestidad realista y no como una exclusividad sincera.
A final, lo único seguro es la diversidad de personalidades. Habrá algunos con una predisposición hacia las relaciones cerradas y otros hacia el poliamor. Algunos cambiarán sus ideas, otros las reforzarán, pero la opinión, tanto personal como pública, habrá de juzgar en estos temas.


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